13 enero 2011

He aquí un poema de Miguel Hernández para el disfrute de todos en este día:


¿No cesará este rayo que me habita
el corazón de exasperadas fieras
y de fraguas coléricas y herreras
donde el metal más fresco se marchita?

¿No cesará esta terca estalactita
de cultivar sus duras cabelleras
como espadas y rígidas hogueras
hacia mi corazón que muge y grita?

Este rayo ni cesa ni se agota:
de mí mismo tomó su procedencia
y ejercita en mí mismo sus furores.

Esta obstinada piedra de mí brota
y sobre mí dirige la insistencia
de sus lluviosos rayos destructores.

Miguel Hernández

10 enero 2011

ARTE POÉTICA

Traigo hoy un pequeño poema de Jorge Luis Borges del año 1960, espero les guste



Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.

Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,

ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.

A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.

También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.

06 enero 2011

Opera Fantasma II. Callejón

He estado ausente un poco de este medio (razones varias) pero vuelvo con algo simple que espero este a la altura de sus gustos, disfrútenlo.



Surge, del tiempo el soplo,
de la noche el sollozo,
que ve recorrer tras sus labios
el aliento que ahora le es macabro.

Ve a sus espaldas la oscuridad,
mira la niebla y el frío danzar,
robar de su piel los últimos momentos,
momentos de tranquilidad.

De su alma las pesadillas,
lagrima que besa
de su piel el aliento final,
de su ser lo que el temor le arrebata sin piedad.

Y escucha los pasos tenebrosos,
los golpes en el callejón pedroso,
que miran el futuro escarlata,
baño rojo de miedo al alba