29 octubre 2009

Polvo, Llanto y Sangre

Algo viejito, me toco desempolvar el cuaderno, pertenece a "Otoño Medieval"



Sangre y lágrimas caen,
Riegan hoy el suelo infértil, que dolor
El amor crucificado agoniza en el interior
Cae dorado el sol,
No temas más al horizonte que miras hoy,
Resuenan las campanas del silencio,
Laten los cristales rotos del tiempo que no volvió,
Y la tormenta comenzó,
Escuchas hoy los cantos de un coro tentador,
Miras al cielo y ves el paso de las lágrimas,
El llanto de una eternidad abandonada a vivir,
Frió en el viento, que posee en el todo el fuego de un querer,
Mientras que la noche danza,
El mar en azul las nubes palpa,
Y vuelven a caer
En la tierra lágrimas y sangre,
El dolor de un soñar,
Y aun después de la tormenta
Se escucha el sollozo,
Lamento de ángeles que
Quemadas sus alas con polvo, furia y poder;
Que salvaje puede ser la salvación
Sin un corazón que sepa sangrar
El ardor de sus venas y que sepa como congelar
En un simple instante la veracidad de la ilusión.


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28 octubre 2009

Y seguimos con "El Clan del Silencio"




Suenan ausentes los ecos del alma,
se esparce serena,
inquieta y eterna,
la razón de la fiereza calma.

Noche que tiembla e hiela,
movimientos del pecho,
corazón sin lecho,
lobo lejos de su tierra

Se ve en el rostro blanco nacer,
lejos de ser clemente
en el mirar indulgente
temor a en silente fiera su alma ver.
Este poema que dejaré a continuación pertenece a un tercer recopilado que llamo de la misma manera que este blog "El clan del silencio"


Suspira también las sombras
en cada espacio se mira
caminante intrínseca
como rugidos de olas

Olas de plata y espuma
que se rompen con locura
al mirar el cristal de su cuna,
ángel de barro sin luz ni luna

arenas mira a sus pies
eternidad acortada
palabra ansiada
que en sus granos ahogada vez
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Aquí les traigo un verso de una amiga de las tierras de Perez Zeledón, Ana Luna (Seudónimo que ella utiliza) y espero poder seguir escribiendo versos de ella aquí en este espacio, Gracias por el verso Ana Luna


Este es el eco de mi voz,con el roce de la tibia alba
ahnelo ver el amanecer,cuando el sol despide a la luna
queriendo amarla y acaricarla
quiero tener alas, para que la emoción salga a volar
y crezcan los sueños de este poeta,en esta noche de luna llena...
ver el cielo abrazar el mar ,será la razón de amar
de ahí nacerá la inspiración de este poeta
poeta ¿de donde tu inspiración?
¿acaso de los latidos de tu corazón?

Ana Luna

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Algo mas sobre "Sinfonía de la Noche", aclaro que no siempre utilizo titulos para mis poemas.

En la noche clara
vivida nota de luz y plata,
y al alba entona,
razón que al destino evoca.

Negro cual velo de la noche,
arena de ardiente roce,
paso tras paso,
ecos del eterno encanto.

Y brillante el cielo
oculto tras bellos ojos,
brillante y tierno,
de su voz dulces tonos.

Y al canto del amanecer deseo
mantener en pie grato sueño,
pues aún lejos así siento,
latires de un corazón intenso.


26 octubre 2009

Faust V. "El sueño"

Pues bien aqui les dejo uno de mis mas recientes poemas, es parte de mi compilado "Sinfonía de la Noche", del cual se desprende un pequeño grupo bajo el nombre de "Faust" basado en la gran obra de J.W. Goethe, claro siempre con un toque personal.


Faust
V: "El sueño"
De la tierra al cielo,

se miró claro acierto,

paz al alma,

felicidad de eterna alba.



Del cielo a la tierra,

se miró como la mente erra,

bajo el sol eternos secretos,

anhelos que viven atentos.



De la tierra a los avernos

despacio se mira

eternidad de iras,

por las ansias del conocimiento.



Y la noche le recibe del sueño,

augureos claros de un futuro incierto,

para descubrir que solo está

en el centro del universo.

El ser bajo la luz de la luna

Morgan no es hombre de letras; de hecho, su inglés carece del más mínimo grado de coherencia. Por eso me tienen maravillado las palabras que escribió, aunque otros se han reído.

Estaba sólo la noche en que ocurrió. De repente lo acometieron unos deseos incontenibles de escribir, y tomando la pluma redactó lo siguiente:

«Me llamo Howard Phillips. Vivo en la Calle College, 66, Providence, Rhode Island. El 24 de noviembre de 1927 -no sé siquiera en qué año estamos- me quedé dormido y tuve un sueño; y desde entonces me ha sido imposible despertar.

»Mi sueño empezó en un paraje húmedo, pantanoso y cubierto de cañas, bajo un cielo gris y otoñal, con un abrupto acantilado de roca cubierta de líquenes, al norte. Impulsado por una vaga curiosidad, subí por una grieta o hendidura de dicho precipicio, observando entonces que a uno y otro lado de las paredes se abrían las negras bocas de numerosas madrigueras que se adentraban en las profundidades de la meseta rocosa.

»En varios lugares, el paso estaba techado por el estrechamiento de la parte superior de la angosta fisura; en dichos lugares, la oscuridad era extraordinaria, y no se distinguían las madrigueras que pudiese haber allí. En uno de esos tramos oscuros me asaltó un miedo tremendo, como si una emanación incorpórea y sutil de los abismos tomara posesión de mi espíritu; pero la negrura era demasiado densa para descubrir la fuente de mi alarma.

»Por último, salí a una meseta cubierta de roca musgosa y escasa tierra, iluminada por una débil luna que había reemplazado al agonizante orbe del día. Miré a mi alrededor y no vi a ningún ser viviente; sin embargo, percibí una agitación extraña muy por debajo de mí, entre los juncos susurrantes de la ciénaga pestilente que hacía poco había abandonado.

»Después de caminar un trecho, me topé con unas vías herrumbrosas de tranvía, y con postes carcomidos que aún sostenían el cable fláccido y combado del trole. Siguiendo por estas vías, llegué en seguida a un coche amarillo que ostentaba el número 1852, con fuelle de acoplamiento, del tipo de doble vagón, en boga entre 1900 y 1910. Estaba vacío, aunque evidentemente a punto de arrancar; tenía el trole pegado al cable y el freno de aire resoplaba de cuando en cuando bajo el piso del vagón. Me subí a él, y miré en vano a mi alrededor tratando de descubrir un interruptor de la luz..., entonces noté la ausencia de la palanca de mando, lo que indicaba que no estaba el conductor. Me senté en uno de los asientos transversales. A continuación oí crujir la yerba escasa por el lado de la izquierda, y vi las siluetas oscuras de dos hombres que se recortaban a la luz de la luna. Llevaban las gorras reglamentarias de la compañía, y comprendí que eran el cobrador y el conductor. Entonces, uno de ellos olfateó el aire aspirando con fuerza, y levantó el rostro para aullar a la luna. El otro se echó a cuatro patas dispuesto a correr hacia el coche.

»Me levanté de un salto, salí frenéticamente del coche y corrí leguas y leguas por la meseta, hasta que el cansancio me obligó a detenerme... Huí, no porque el cobrador se echara a cuatro patas, sino porque el rostro del conductor era un mero cono blanco que se estrechaba formando un tentáculo rojo como la sangre.

………………………………………………..

»Me di cuenta de que había sido sólo un sueño; sin embargo, no por ello me resultó agradable.

»Desde esa noche espantosa lo único que pido es despertar..., ¡pero aún no ha podido ser!

»¡Al contrario, he descubierto que soy un habitante de este terrible mundo onírico! Aquella primera noche dejó paso al amanecer, y vagué sin rumbo por las solitarias tierras pantanosas. Cuando llegó la noche aún seguía vagando, esperando despertar. Pero de repente aparté la maleza y vi ante mí el viejo tranvía... ¡A su lado había un ser de rostro cónico que alzaba la cabeza y aullaba extrañamente a la luz de la luna!

»Todos los días sucede lo mismo. La noche me coge como siempre en ese lugar de horror. He intentado no moverme cuando sale la luna, pero debo caminar en mis sueños, porque despierto con el ser aterrador aullando ante mí a la pálida luna; entonces doy media vuelta, y echo a correr desenfrenadamente.

»¡Dios mío! ¿Cuándo despertaré?»

Eso es lo que Morgan escribió. Quisiera ir al 66 de la Calle College de Providence; pero tengo miedo de lo que pueda encontrar allí.

FIN

H.P Lovecraft

La voluntad de un Guerrero

Seguimos con "Otoño Medieval":

Se que prometí volver,
Pido solo una oportunidad,
Más hoy todo murió,
Murió cuando vi en el cielo la luz del sol,
Hoy abracé lo que fue mi última bendición,
Aunque se que el enemigo ya llegó,
Quizás sin mi ellos si puedan volver,
Espero que dios me sepa perdonar,
Pero por mi vida quizás ellos no deban morir,
Cielo tómame hoy a mí,
Y así limpia sus caminos al hogar ir,
La tormenta comenzó,
Siento en mi pecho su corazón,
El perdón hoy debo a otro ángel
Que atrás quedó.

Fantasía

Aquí les dejo este verso, de los primeros que redacté, pertenece al recopilatorio "Otoño Medieval"


Abre tus ojos y mira la pintura

Que en tu interior con imaginación creó,

Siente en su ser el reino de luz,

Tiene el poder en su interior,

Sueño tras sueño,

Una sonrisa en su rostro se ve,

Que alegre el saborear el color del alma,

El vibrar de una tonada que en su vida clama,

“tenemos el poder en nuestro interior,

Te daremos fantasía,

Somos el reino de luz y de sueños,

Puedes sentir

Como el fuego quema y congela

Todo lo que un pasado fue,

Mira el retrato que te dio,

Más cerca de la luz,

Mas cerca de la luz”.

Rosas y sangre se funden,

Sientes dentro la llama yacer,

Pierde la razón por un instante y veraz

Que la fantasía es así,

Una realidad dentro de la luz.

Retomando el pasado

Siguiendo aquí con un poco de historia, si como historia se pudiese tomar, inicié los primeros trazos de tinta tal vez escritos como pensamientos, tal vez posiblemente visto como poesía, (le dejo la categorización a aquellos verdaderos conocedores o a la libre elección de cada uno), en los mediados del año 2004, cobijado por sombras y sueños, por fantasías y realidades...
Motivado por Bernardo "Nanú" Sandí (escritor de pensamientos ya mucho antes de que yo lo conociera, seguidor de las letras de Jorge Debravo), proseguí en tales trazos, continuando con mis escritos y divagaciones mentales sobre estos.
De estos ya cinco años, mucho a surgido: cambios, conocimientos, agrados y desagrados; como todo en la vida se ha ido evolucionando, tratando siempre de mantener una escencia, por tal motivo en este espacio iré escribiendo versos (tanto de los primeros como de los actuales) para gusto propio y de aquellos otros que pasen por aquí, para mostrar la evolución (para bien o mal de mi obra), sientansen bienvenidos a comentar, opinar, criticar (constructivamente), que solo así el ser humano aprende y mejora

25 octubre 2009

Vientos Estelares

Es la hora de la penumbra crepuscular,

casi siempre en otoño, cuando el viento estelar se

precipita

por las calles altas de la colina, que aunque desiertas

muestran ya luces tempranas en cómoda habitaciones.

Las hojas secas danzan con giros extraños y fantásticos,

y el humo de las chimeneas se arremolina con gracia

etérea

siguiendo las geometrías del espacio exterior,

mientras Fomalhaut se asoma por las brumas del Sur.

Ésta es la hora en que los poetas lunáticos saben

que hongos brotan en Yugoth, y qué perfumes

y matices de flores, desconocidos en nuestros pobres

jardines terrestres, llena los continentes de Nithon.

¡Pero por cada sueño que nos traen estos vientos

nos arrebatan una docena de los nuestros!

H.P Lovecraft

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Ergo bibamus

Unidos aquí estamos para una acción laudable;
por tanto, hermanos míos, arriba. Ergo bibamus!
Resuenen nuestros vasos y callen nuestras lenguas;
levantar vuestras almas muy bien. Ergo bibamus!

He aquí una sentencia tan vieja como sabia;
conserva su vigencia hoy lo mismo que antaño,
y un eco nos aporta de espléndidos festines,
esta jovial y grata consigna: Ergo bibamus!

Hoy he visto a mi dulce amada placentera;
al punto fui y me dije: "Bueno está. Ergo bibamus!"
Me acerqué sin recelo y ella me acogió bien.
Y entonces repetí mi alegre Ergo bibamus!

Mas lo mismo si os mima y os acaricia y besa,
que si nos niega adusta su corazón y brazos,
¿qué recurso nos queda, mientras no nos sonríe,
que de nuevo apelar al viejo Ergo bibamus!

De los amigos lejos cruel destino me lleva.
¡Oh fieles camaradas! ¿Qué hacer? Ergo bibamus!
Ya me marcho cargado con liviano bagaje;
quiere decir se impone un doble Ergo bibamus!

Y aunque a veces el cuerpo la carcoma nos roa,
nunca de la alegría vacío el tesoro hallamos;
que el alegre al alegre suele prestar rumboso,
así que, hermanos mios, ¡venga un Ergo bibamus!

Ahora bien: ¿qué debemos cantar en este día?
¡Yo tan sólo pensaba cantar Ergo bibamus!
Pero recuero ahora su especial importancia;
así que alzar las voces. De nuevo Ergo bibamus!

Este día se nos mete la dicha por la puerta;
resplandecen las nubes, tiembla el trigo dorado;
y una imagen divina brilla ante nuestros ojos;
así que alegremente cantad Ergo bibamus!

Johann Wolfgang von Goethe





Pues bien les doy la bienvenida a este pequeño espacio, espero sea de su agrado, para iniciar aqui les dejo uno de mis primeros versos, escrito ya hace casi 5 años:

Viaje al silencio
a la mente que roza
las palabras de la luz,
el habla de la pluma
que es mudez escrita en papel.
El callar que describe
en hilos y telares los pensamientos
y la vereda del ser.
He aquí, y mirad con tu mente
y ojos abiertos,
escuchad las sinfonías,
el paso del viento,
ruge la selva, lloran los cielos
sus alegrias y descontentos,
en él arcangeles de alado negro,
y aquí yace el clan del silencio.