El siguiente texto no sigue orden ni pensamientos ordenados, son solo pensamientos, ideas dejadas a su libre fluir.
No siempre se logra mantener el paso constante, menos cuando
la vida siempre nos usa para su diversión, pero el destino es maleable, si lo
es, a tal punto que se nos desliza de entre los dedos y no queda más que ver
como dichas partículas de nuestro vivir se van de nosotros mismos.
Es curioso, todas las noches es lo mismo, vaivén de ideas en
una oscuridad continua, una oscuridad mental, que aísla mi ser en tramos de conciencia
y desvía cada posible socialización a un simple protocolo sin contenido ni
importancia para mi ser.
¿Animal solitario? Podría ser, lobo de alma gris que mira
nevados sus futuros, llevando a su alma
calor solo mediante la irá que lo empuja a seguir luchando, luchando por sueños
que se desgastan al golpe constante del viento.
¿Pero por qué yo? Y porque no, cada paso confirma más y más
los augurios que hace ya muchos años atrás miré como futuro inmediato, futuro
que deseaba, ¿lo deseaba? Si y al parecer una parte de mi aún lo desea.
Más atrás de lo que creí que conformaba mi ser, aún más allá
de lo que en mi pasado creí que fue la forja que llevó a rojo vivo el metal no
tan puro de mi alma, encontré el fuego que aún arde dirigiendo realidades y
fantasías en el caminar continuo por este sendero nocturno, mientras mi mente
esboza trazos de letras que brillan en la noche, reflejando el escarlata de una
luna llena de sueños sin tiempo y bajo el oscuro velo de esta noche brillan
ante mí los ojos de ese animal, mis ojos del pasado, del presente y de un futuro
que vendrán, de la mano guiados por esa oscura soledad, que es virtud y es
calma.