“Rojo, el cielo que cubre
Estos empedrados riscos.”
Miró el cielo rojo, las nubes negras corrían como si el tiempo huyera
de su propio fin.
Encerrado en la pequeña y vieja cabaña, el hombre yacía de rodillas en
el suelo, como un títere sin quien manipule sus cuerdas, su mente lo mantenía
consiente pero su cuerpo no respondía. Miraba como a través de un cilindro,
como si se encontrara en una habitación lejana, enclaustrado en un agujero.
Sintió el crujir de sus huesos, fuertemente sonaban cada uno, como si
los quebraran, su cuerpo comenzó a moverse por decisión propia; sus manos se
movían con fuerza y de un lado a otro, su torso iba y venía, como cuando el
titiritero acomoda la posición de su muñeco.
Sus manos comenzaron a tornarse nudosas y sus dedos alargados crujían
con cada movimiento incongruente, para
verlas convertidas en algo que asemejaban zarpas y de cada dedo, uñas filosas
como garras crecían enormes.
Las manos subieron a su rostro, temblando, crujiendo, dislocándose y volviendo a su posición cada dedo, llenando de miedo su
mente, su ser que se hallaba encerrado.
Se colocaron sus manos frente a su cara, las uñas como garras
amenazaban moviéndose sin descanso y sin imaginarse lo que vendría, sus manos
ya no tan suyas clavaron esas garras en su rostro con furia incontrolable.
Su cuerpo ya no era suyo, no sintió dolor en el momento y eso se lo
confirmó, no sabía lo que pasaba solo veía como su cuerpo luchaba por arrancar
algo de sí, como sus manos trataban de sacar algo de sus adentros. Y miró como
esos dedos, esas uñas, esas garras se acercaban a su claustro y lo tomaban del
rostro, jalándolo, arrastrándolo hacia el exterior, y ahí comenzó el dolor.
Sentía un dolor punzante, como si clavaran cuchillos en todo su cuerpo,
¿Pero que cuerpo?, pensó tratando de gritar, pero no había manera, su voz, su
tacto no había reacción en sus sentidos, solo su mente existía ahí, y ahora su
propio cuerpo lo estaba sacando de “si mismo”, en un momento pensó que todo era
una pesadilla, pero el dolor era mas y mas insoportable.
Pudo verse a si mismo, sus manos ya habían sacado parte de su alma al
exterior de su cuerpo. Si, su alma, su conciencia, ese sentido que gobierna a
los otros ya era casi en totalidad arrancada de su carne. Sintió arder su
cuerpo, esa forma que ahora asemejaba su antiguo cuerpo, fantasma de lo que fue
ahora ardiendo en un dolor que como el tiempo corría y lo devoraba.
Luchó por regresar por conservar su cuerpo, pero este con furia
desenfrenada lo sacó totalmente y lo lanzó lejos hasta el otro lado de la
habitación y allí cayó herido, ardiendo, sufriendo.
Lentamente se levantó el alma, el espíritu agonizante, solo para verse
frente a frente con lo que creyó su cuerpo,
ahora nudoso, moviéndose como la marioneta que parecía.
El cuerpo levantó su mano, crujiendo, temblando, apuntando con su dedo volvía
a mirar el espíritu frente a él, sus ojos totalmente blancos transmitían furia
y abriendo su boca un aullido bestial llegó hasta la conciencia del alma,
cadenas surgieron del suelo atando al espíritu, cadenas mezcladas entre negro y
plata, cadenas reales atando un fantasma. El alma miró aterrada su ser físico,
la ventana a las espaldas del cuerpo mostraban el rojo del cielo y las nubes
negras haciendo ver al ente físico frente a él mas infernal de lo que ya era,
humo salía de la boca del cuerpo y el aullido seguía yendo y viniendo en su
conciencia.
El techo de la cabaña se abrió, y las nubes que ahora se movían en
espiral, en el centro una montaña llena de riscos y empedrados de cabeza atraía
las nubes hacia si y como las aguas en un remolino se lanzaron sobre el alma tomándola
y arrastrándola a el empedrado infernal haciéndola desaparecer.
El cuerpo se incorporó y dirigió sus pasos hacia la puerta, abriéndola y
saliendo de la cabaña se escucho salir de sus humeantes fauces: -“ Al fin libre” - y dirigiendo su andar hacia
la ciudad, desapareció.
2 comentarios:
Me gusta el final. Creo que abusas con el uso del símil. También siento que la palabra "cuerpo" se repite demasiadas veces. Creo que son detalles que se pueden limar en favor del relato.
Saludos!
Cierto, me excedí con la palabra cuerpo, pero lo publiqué sin pulirlo, al igual me falta trabajar mucho en detalles como el símil, gracias por comentar y estaré puliéndolo y volviéndolo a publicar muy pronto.
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