que cruel apagar intenta
la llama de la vela,
punto final del sueño y el tiempo.
Con cada instante tiembla,
lejos del sol fue arrastrado
a sus últimas fuerzas encadenado
sin juicio se dio perversa condena.
Prisionero en farsas e ilusión
guerrero caído en pena
no quiso ver la verdad cruenta
que le arranca la vida en devoción.
Y no quedan reflejos del ayer
pues cae ya el telón,
fin y muerte en la función
cenizas de las notas que se ven en silencio arder.
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