Sintió así correr por sus venas el fuego, mirando su ser rodeado por la oscuridad de la recién caída noche, bajo los umbrales de la puerta a sus espaldas. Con la cabeza mirando al suelo, su cabello caía en porciones en su rostro y su mirada siempre hacia el horizonte ardían con la furia que ansiaba salir de él, ya no era más un simple hombre, ahora sus pasos le hicieron cazador, le convirtieron en parte de la noche.
Mauro Solís
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