Calma a las afueras del ser
que antagoniza
fiera y sencilla,
las iras que ata
en grilletes de fuego,
lazos de plata,
corroen cada espacio de esta
oh pobre alma.
Ya hoy no hay
sentido que pueda
obviar de dulce manera
los abates sanguinarios
de la déspota veracidad.
Y el tiempo solo corre
tras las frías siluetas,
que viven
del viento adormecidas,
sin dejar de llamar
a mis demonios,
a mis ángeles
simple agonía.
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